Las autoridades sudafricanas han reconocido su inquietud por la presencia en su territorio de los jugadores de la Selección Española de Fútbol. Los recelos se deben a la posibilidad -remota pero no descartable- de que algún mosquito pique a uno de los futbolistas españoles y, nutriéndose de su sangre, adquiera una fuerza sobrenatural que requiera la intervención del Ejército. “Es verdad que el poderío de nuestros jugadores es descomunal y desborda los límites de la Naturaleza, pero no es menos cierto que, para que un animal insignificante se atreva siquiera a posarse sobre la piel de uno de ellos, tendría que tenerlos bien puestos”, ha argumentado Manolito Palotes, miembro del equipo médico de la Roja.
Aunque las aclaraciones del experto han convencido a los sudafricanos, se intentará que los futbolistas de la Selección estén a resguardo de mosquitos y otros animales que puedan llegar a tener contacto con su sangre. “Ya me parece bien, no es malo que se les cuide hasta el último detalle”, ha apuntado un fiel amante seguidor del equipo. Los científicos no descartan que un insecto dotado del poder de un futbolista español pudiera ofrecer una ayuda inestimable a la Humanidad. “Si utilizaran su fuerza para el Bien, podrían ayudar a la Policía”, explica el epidemiólogo Richard Mantheu. “Aunque si la utilizaran para el Mal, podrían ganar el Mundial”, añade.
En el hospital madrileño Profeta Isaías aún se recuerda con estremecimiento el caso de Antonio Román, el paciente que recibió una transfusión de sangre de uno de los jugadores de la Selección y levantó su coche quinientos metros al darle una patada.